Ubicuo

ubicuo, cua.
(Del lat. ubīque, en todas partes).
1. adj. Dicho principalmente de Dios: Que está presente a un mismo tiempo en todas partes.
2. adj. Dicho de una persona: Que todo lo quiere presenciar y vive en continuo movimiento.

¡Lo conseguí! Era algo en lo que he estado trabajando muchos años, esforzándome al máximo trabajando en ello y hoy mismo lo he hecho. Todo un logro, una hazaña, un hito en la ciencia, un jalón en la Historia de la Humanidad, un acontecimiento que marcará un antes y un después.

Estar en varios sitios a la vez, aunque no sea en todos, aunque esté limitado en número, una quimera, un deseo eterno del hombre, casi tan anhelado como volar; eso es lo que soy capaz de hacer. Y ésta es la prueba.

Pero hay un pequeño defecto. Además de la limitación en número a la que me refería -puedo estar en siete sitios a la vez- no puede ser en más de tres metros en círculo, o lo que es igual, lo que sucede es que las seis réplicas y yo nos encontremos en la misma habitación. Y una vez salvado el shock de verse a sí mismo no sólo una vez, sino seis más, tampoco hay demasiadas ventajas; diría yo que más bien inconvenientes.

El hecho de estar tan cerca, hace aumentar la densidad de población local de un lugar concreto, las conversaciones con uno mismo no aportan novedad ninguna y terminan por ser aburridas por lo previsible y además se hace incómodo para la vida social ¿Dónde van los hermanos heptillizos?

El día en que nadie escribió

Salió el sol, por supuesto eso no era novedad desde casi el comienzo del universo y, por todo lo demás, no parecía que fuese a ser un día diferente.

La gente empezaba a levantarse, era la hora de los más madrugadores. Los kioscos de prensa abrían y en los bares ya olía a café. El tráfico era cada vez más denso, en las aceras se oían pasos, el transporte público ya funcionaba. Normalidad absoluta: trabajar, estudiar, cada uno a sus quehaceres.

Pero en realidad no iba a ser como cualquier otro día. Iba a suceder algo diferente, extraño y nada sutil. Inexplicablemente, en ningún lugar de ese país, absolutamente nadie iba a escribir. Ni una palabra, ni una sola letra.

Ni en los apuntes de clase, ni en las redacciones de los periódicos, ni en las agendas. Ni una nota de aviso, ni una carta de las de ventanas ni de las de amor, ni en las cuentas de las tiendas, ni en los pedidos de los negocios. Tampoco se escribió en los ordenadores, ni un correo electrónico, ni en la mensajería instantánea, ni en las bitácoras de internet, ni en los foros...

Nueces

Me apetecían, era algo parecido a lo que entiendo como un antojo. Hacía tiempo de la última vez y tenía ganas. Pero las ganas fueron aumentando y poco a poco fueron llegando a algo como un síndrome de abstinencia de domingo por la tarde.

Al principio fui dando golpecitos con un dedo sobre la mesa, que fui acrecentando hasta palmetazos. Comencé a gritar y a patear contra el suelo mientras con los puños aporreaba la mesa. Me levanté y corrí para estrellarme contra la puerta, que se cerró con gran estruendo y seguí pateándola. Luego la emprendí con el armario, y fui hacia la cocina de donde cogí dos cacerolas y no paré de chocar una contra la otra.

Nada. Ninguna. Ya no muchas, es que ni pocas como debía haber sido. Y ya no mucho, sino muchísimo. Pero por más ruido que hice por ninguna parte aparecieron las nueces.

Para celebrar un cumpleaños

1 mont. lomo
5 pl. ensaladilla
3 pulpo gallega
2 adobo
3 choco
2 mero al limón
2 presa
11 refrescos
2 tinto verano
17 cafés
76 cervezas
1 rioja crianza
3 fino y abocado


Muchas gracias a todos.