martes, diciembre 11, 2007

Nueces

Me apetecían, era algo parecido a lo que entiendo como un antojo. Hacía tiempo de la última vez y tenía ganas. Pero las ganas fueron aumentando y poco a poco fueron llegando a algo como un síndrome de abstinencia de domingo por la tarde.

Al principio fui dando golpecitos con un dedo sobre la mesa, que fui acrecentando hasta palmetazos. Comencé a gritar y a patear contra el suelo mientras con los puños aporreaba la mesa. Me levanté y corrí para estrellarme contra la puerta, que se cerró con gran estruendo y seguí pateándola. Luego la emprendí con el armario, y fui hacia la cocina de donde cogí dos cacerolas y no paré de chocar una contra la otra.

Nada. Ninguna. Ya no muchas, es que ni pocas como debía haber sido. Y ya no mucho, sino muchísimo. Pero por más ruido que hice por ninguna parte aparecieron las nueces.

2 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

¿Y tú, nueces o enriqueces?

12:26 a. m.  
Blogger Vórtice Marxista ha dicho...

veo que no "decae tu ingenio", señor mio. Bonito post y bonito texto. Un abrazo de teletubbie heterosexual!

1:37 a. m.  

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