viernes, noviembre 30, 2007

Swi y la industria cinematográfica

No contentos en este blog con las cosas que hacemos, hemos ampliado campo y ahora también abarcamos la industria del cine. Como no tenemos dinero para pagar ni a un director, ni mucho menos a los actores y nuestros guiones nadie los aceptaría, de momento nos limitamos a los doblajes.



Próximamente más.

martes, noviembre 20, 2007

El desafío del minuto

Este reto trata de conseguir comer, deglutir, engullir, fagocitar, zampar o tapiñarse una rebanada de pan de molde en menos de
un minuto.

Para ello, necesitaremos una rebanada de pan de molde y un reloj. Y procederemos con la ingestión de la porción de pan en el intervalo temporal indicado, sin posibilidad de prórroga, descanso o demora y sin mediación de ningún tipo de ayuda como beber líquidos durante la prueba, preparar el pan untándole o añadiéndole ningún tipo de sustancia –alimenticia o no- ni calentándolo o tostándolo.

Existe el desafío doble del minuto, que es exactamente igual, con la salvedad de que se dobla el número de rebanadas.

Aconsejamos a nuestros lectores, que si quieren iniciarse en la materia, comiencen con el desafío del minuto, pues por el contrario de lo que parece, entraña su dificultad y no es asunto baladí.

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martes, noviembre 06, 2007

Poncio Pilatos

"A la cafetería a la que solemos ir a tomar café, que está debajo de la oficina, acude puntual todas las tardes un personaje cuanto menos curioso.


Se trata de un señor de unos sesentaytantos años, de pelo blanco rizado y eterna chaqueta de cuadros de lana en invierno.

Como si de un ancestral rito se tratase, todas las tardes procede con la misma ceremonia. Se coloca en el extremo de la barra, justo delante del tirador de cerveza y acerca un taburete si no lo hay allí ya. Saca del servilletero una, dos, tres, cuatro, cinco y hasta media docena de servilletas con las que limpia el asiento de la banqueta antes de subirse a ella.

Seguido a esto, justo cuando el camarero no mira, pasa su mano derecha por la columna metálica del tirador, colmada de agua condensada en el elemento expendedor de tan fresco y placentero líquido y, con la mano humedecida, se frota la otra, lavándoselas cuan aquel procurador romano que pasó a la historia por ese mismo gesto.

Otra pasada de la mano buscando más de la misma humedad y ésta le vale para limpiar a conciencia la cucharilla que ya el camarero le ha colocado en el platillo, que con el sobre de azúcar, aguarda la llegada del café.


El aromático bebedizo de manos del camarero al sujeto del que tratamos y prosigue con el ritual. Remueve el café con la cucharilla, una vez echado en éste el azúcar y terminado el proceso, con un poco más de agua en la mano, obtenida del mismo lugar que en las anteriores coacsiones, limpia la cucharilla de café.

Unas pocas servilletas más sirven para dejar impoluto el borde del vaso y, en ese momento, ya sí, procede a beberse el cafe."


Extraído con permiso de "Conversaciones y Café" de James P. Oldtown.

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