domingo, noviembre 06, 2005

General Antonov

Cuando la cuidad más inmovilista del mundo cambia, es para peor. Últimamente estamos asistiendo a la eliminación de los bares underground de la marcha nocturna.

Si no hago mal las cuentas, me sale que ya cayeron: La Bruja (más conocido como el Brujas) en la zona de la Alameda, que la van a remozar y a ver cómo la dejan; el Bourbon en la calle Francos, en una entreplanta encima de un garaje, lugar mítico donde casi siempre pasaban cosas; El Mundo, en la calle Siete Revueltas, el último en caer, tugurio donde los haya; y los que creo que me dejo en el tintero.

Y anoche asistimos a la defunción de uno más. No lo han cerrado, pero ya después el verano abrió con una nueva iluminación más propia de cafetería de diseño, se llena hasta niveles completamente agobiantes, dejan entrar a cualquiera -y no hablo de que los porteros discriminen a la gente, sino que el bar presente una oferta enfocada hacia un tipo de público y no otro- y ya el remate es que no sólo no nos pongan la música que nos gusta; sino que pongan otra que nos disgusta.

Poco faltó para que le comprase una flor a una china y la arrojase en la puerta al salir. Mucho tiene que cambiar la cosa para que vuelva a entrar allí.


Anoche cayó Berlín.

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Yo lo conocía...
Descanse en Paz...
Un abrazo.

2:16 p. m.  

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