Ya no es agosto en ningún sitio
Cuando supe que iba a pasar el verano trabajando, no es que se me viniese el mundo encima, sino que comparando con el anterior sólo se me ocurría pensar que el Universo se rige por la Ley de la Compensación y lo que a veces te dan, otras te lo quitan. Estirando como chicles los fines de semana y aferrándome a la escasa pero atractiva oferta lúdica de la ciudad, le he sacado partido a eso de ir poquita gente a los sitios; ver los conciertos casi en primera fila sin empujones, estar a tus anchas en los bares y que te atiendan bien y pronto, no hacer colas para nada, llegar antes al trabajo -que se traducen en levantarse un ratito después- encontrar sitio para aparcar en la puerta del lugar al que vas y muchas cosas más.
Ahora ya todo el mundo ha vuelto, la rutina es más rutina que nunca y es casi imposible disfrutar de esa placentera soledad. Se acerca el otoño y cambiaremos los biorritmos; vendrán los días cortos y melancólicos y buscaremos en el interior el calor de la hoguera. Será diferente, pero trataremos de encontrar lo mejor y extraerle todo el provecho para disfrutar siguiendo este modo de vida hedonista.
Ahora ya todo el mundo ha vuelto, la rutina es más rutina que nunca y es casi imposible disfrutar de esa placentera soledad. Se acerca el otoño y cambiaremos los biorritmos; vendrán los días cortos y melancólicos y buscaremos en el interior el calor de la hoguera. Será diferente, pero trataremos de encontrar lo mejor y extraerle todo el provecho para disfrutar siguiendo este modo de vida hedonista.
2 comentarios:
Trabajar en verano no está mal, lo jodido es ver como llega el otoño y ver que sigues teniendo que trabajar...
A mí me tienen explotada, ya lo sabes, me he tenido que quitar de internet...
Besotes!!!
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