Terrorismo inofensivo
Nunca me he considerado un transgresor, ni un revolucionario, ni siquiera demasiado rebelde, pero a veces sí saco mi lado gamberrete. Claro, que suelen ser gamberradas sin malicia y que no provocan situaciones o daños irreversibles y nunca son contra ninguna persona en particular. Terrorismo inofensivo, se podría llamar.
Un ejemplo de esto pueden ser aquellos intentos -que se llegaron a hacer logros- de reventar las ventanas del messenger. La cosa consistía simplemente en invitar a gente indiscriminadamente a una conversación hasta que la ventana no diese más de sí. Hacedlo, es divertido.
En principio la gente se quejaba porque no podía seguir la conversación, aunque generalmente no se podía decir que había una conversación. Y era algo que yo no me explicaba bien. El que más o el que menos, ha estado en un chat alguna vez y ahí suele haber mucha gente hablando a la vez, claro que no todos con todos. Cada uno se va agregando a la conversación que más le gusta o interesa y obvia las demás.
Otro día escribiré sobre mi capacidad para irme por las ramas y variar de tema, pero ahora voy a terminar esta disertación. Como decía, conseguimos reventar una ventana alguna que otra vez; bueno, reventar quiere decir que deje de funcionar correctamente hasta que se te cuelgue o te explulsen. Y eso se consigue metiendo a veinte personas en la conversación.
También tiene su parte divertida el mezclar contactos de un lado y del otro, mezclar a gente que no se conocen ni tienen nada que ver y observar cómo se interrelacionan. Pero de eso también trataré otro día.
Un ejemplo de esto pueden ser aquellos intentos -que se llegaron a hacer logros- de reventar las ventanas del messenger. La cosa consistía simplemente en invitar a gente indiscriminadamente a una conversación hasta que la ventana no diese más de sí. Hacedlo, es divertido.
En principio la gente se quejaba porque no podía seguir la conversación, aunque generalmente no se podía decir que había una conversación. Y era algo que yo no me explicaba bien. El que más o el que menos, ha estado en un chat alguna vez y ahí suele haber mucha gente hablando a la vez, claro que no todos con todos. Cada uno se va agregando a la conversación que más le gusta o interesa y obvia las demás.
Otro día escribiré sobre mi capacidad para irme por las ramas y variar de tema, pero ahora voy a terminar esta disertación. Como decía, conseguimos reventar una ventana alguna que otra vez; bueno, reventar quiere decir que deje de funcionar correctamente hasta que se te cuelgue o te explulsen. Y eso se consigue metiendo a veinte personas en la conversación.
También tiene su parte divertida el mezclar contactos de un lado y del otro, mezclar a gente que no se conocen ni tienen nada que ver y observar cómo se interrelacionan. Pero de eso también trataré otro día.
1 comentarios:
Sabes que ese terrorismo en concreto no me va ;-P
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