martes, junio 21, 2005

Mallrats

No me gustan los centros comerciales. Para empezar porque no me gusta ir de compras, que es lo que se supone que se va a hacer en sitios así. Y escribo se supone porque me da la sensación de que mucha de la gente que frecuenta estos lugares no van realmente a comprar.

Me gusta hacer las cosas que voy a hacer; si hay que comprar, se compra, y así con todo. Las divagaciones para el blog.

Así, lo que se suele encontrar en los centros comerciales son masas de personas compuestas principalmente por adolescentes ruidosos. Claro, que es al ruido a lo que parece que se incita -además de comprar, lógicamente- con esas músicas a volumen infernal; y no entro a valorar el gusto o la calidad.

Como siempre, nos da por importar lo peor de cada casa. El paseo por la calle, las tiendas pequeñas, coquetas y curiosas cambiados por un día entero desde el café, la primera compra, el aperitivo, más compras, luego el almuerzo y más compras aún; cena, cine y todo sin salir del mismo recinto. ¿Cómodo? A mí no me gusta.

Ps: Ironías del destino, ahora trabajo en uno de esos.

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