Cadenas

Podría decirse casi con absoluta certeza que todos los que estáis leyendo esto, tenéis al menos una cuenta de correo electrónico y que en ella, en más de una ocasión habéis recibido algún tipo de correo como el que voy a describir.

No, no se trata de uno de esos en que te venden viagra, que te ofrecen sexo, lujuria y desenfreno, ni los de gane dinero sin dar un palo al agua, alargue su pene o juegue al casino on-line. Sino de los correos cadena.

Son de gran variedad de contenidos, ya puede ser un niño enfremo o desaparecido, un aviso sobre un timo o catástrofe o una serie de frases de un sentido poético sensiblero facilón. De todos esos, lo que vienen con fotos bonitas y frases sobre el sentido de la vida me ponen enfermo. Demasiado empalagosos., ñoños, ridículos, absurdos.

Y luego está lo de las maldiciones que te caerán si no los pasas.... bueno, hubo una que me acojonó mucho: que si no reenviaba el correo, no volvería a comer tortilla de patatas en mi vida. Y eso es muy serio.

Pero por otra parte, una vez mi deseo fue que no me llegase ninguna cadena más, y mandé, no cinco, ni diez, sino setentaycuatro copias, que las conté una por una. Y pese a eso, me siguen llegando las cedenitas; así que decidí que si no cumplían los deseos, tampoco cumplirían las maldiciones. Y de momento, aquí sigo. Pero creo que las cadenas me sobrevivirán, sobrevivirán a la humanidad completa; no quedará una persona en el mundo y los correos cadena seguirán circulando por el mundo.