domingo, octubre 29, 2006

Cambio de hora

- Oiga ¿ha cambiado usted la hora?

- Yo no, ¿por qué?

- No se preocupe, que yo se la cambio.

- ¿Y por qué me la va a cambiar?

- Pues no sé, a ver qué tenemos por aquí. ¿Le vale esto?

- Creo que le diría que más bien no. Hágase usted cargo, estamos hablando de cambiar la hora y mire usted lo que me ofrece a cambio.

- Está bien. A ver qué le parece esto otro.

- Tampoco me convence. Qué poco valora usted la hora.

- No se preocupe, que le ofrezco otra cosa. ¿Qué le parece esto?

- Muy bien, pero no sé para qué sirve.

- ¿Acaso sabe usted para qué sirve cambiar la hora?

- Pues tampoco lo sé, a decir verdad. Venga ese cambio.

- Tome usted, y deme su hora.

- Ahí la tiene, caballero.

- Gracias y de nadas.

- Que tenga usted un buen día.

- Buenas tías nos de Dios.



Extraído con permiso de "En la calle y con la casa sin hacer" de James P. Oldtown.

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5 comentarios:

Blogger el trampero ha dicho...

Creo que eso de cambiar la hora es colocar el reloj en otro sitio, no el habitual, no?

A mi me tiene sin cuidado. Una hora más... una hora menos... ¿pero para qué?
¿Y en canarias ahora son dos horas menos? Como ves sigo viviendo en mi dulce inopia...

Pd: esperamos ansiosos ese texto sobre la procrastinación.

1:01 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

A vosotros dos!!!
El cambio se hace para ahorrar energía!!!
;-P

11:40 p. m.  
Blogger Swi ha dicho...

Es que precisamente estoy haciendo eso; procrastinando el momento de escribir ese texto.

¿Y la energía que se consume haciendo el propio cambio?¿Eso no cuenta?

11:53 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Es infinitamente menor a la que se ahorra.

P.S- Ya me había dado cuenta del HE pero era demasiado tarde para corregirlo.

9:32 p. m.  
Blogger Swi ha dicho...

Siempre se puede editar. Y en cualquier caso nos lo debes.

Y yo sigo procrastinando, como el payaso de los Simpsons.

1:21 p. m.  

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