domingo, mayo 25, 2014

Números

Existió una vez un universo con un mundo en el que la gente sentía verdadera pasión por los números. Pero no por las matemáticas, sino por los números de los sorteos de la lotería.

Cada número, del 0 al 9, tenía a sus partidarios, que se distinguían además por sus colores. Los del 0 iban de negro, los del 1 de verde, los del 2 de azul, los del 3 de amarillo… y así hasta el 9. Había asociaciones que congregaban a fanáticos de los mismos guarismos. Se reunían todos los viernes por la tarde –que era el día del sorteo- para ver si su número era el que salía elegido.
Había familias que arrastraban una larga tradición de seguir al mismo número, aunque también había casos en los que bajo un mismo techo convivían aficionados a cifras diferentes. Incluso había rivalidades muy encendidas. No se sabe si por ser consecutivos o qué, pero más de una vez había habido disturbios en los enfrentamientos entre los aficionados más radicales del 6 y del 7.
Existían también publicaciones especializadas que durante toda la semana comentaban los resultados de los sorteos anteriores y hacían conjeturas sobre las probabilidades de los venideros. También establecían una clasificación con el orden de más a menos contando las ocasiones en las que había salido ganador en el sorteo cada número. Curiosamente ese año, el 7, que siempre había tenido muchos seguidores, apenas había salido un par de veces y andaban últimos en la clasificación.
Todos los años había una fecha que los aficionados de todos los números esperaban con mucha expectación: El día del Gran Sorteo. Ese era único y diferente a los demás. Se engalanaba el salón de sorteos y cada año iba una celebridad del país a sacar la bolita que otorgaría el premio al número ganador. Desde muchas horas antes la gente se preparaba para el sorteo. Prácticamente todo el país se paralizaba durante toda esa tarde y después del sorteo, los aficionados del número ganador festejaban su victoria por las calles hasta altas horas de la madrugada.

Curiosamente, en ese mundo de ese universo, no existían los billetes de lotería.

lunes, mayo 05, 2014

Poema

Últimamente no escribo mucho o más bien nada, pero eso no ha sido así siempre. Buscando letras de canciones antiguas he encontrado algo, más poema que proyecto de letra.  No recuerdo cuándo lo escribí ni en qué o quién estaba inspirado. Lo he releído, lo he retocado y aquí lo publico.

Para que no me de tiempo a pensar
que sea milagro porque suba
o porque te haga subir por las paredes
y hasta los cristales del ático

Que se vaya de copas y beba
hasta olvidar que exististe una vez
que borre tu rastro y escupa
de sus talones tu barro

Que no me mires, que no me hables
que pase por ti implacable el tiempo
y la soledad arraigue en tu cara
donde se acumula el polvo que no limpias
y que de mí no sale

Porque sólo me haces males
con tus malas condiciones
que veloces claman implorando tu inexistencia
que condensen cadmio a raudales
de vástagos mal paridos y ajados
y te tiren rayos desde el ojo del cielo
Llores como fuentes al abrigo del fuego
Empachado

Sin nación ni objetivo